sábado, 16 de enero de 2010

Infinitas vacaciones


El hecho de estar totalmente de vacaciones y con la mente en blanco, me limita la capacidad de expresión. No se bien por qué, pero mientras vivo una rutina tengo mil cosas para decir y quiero trasmitirlas mediante la escritura, pero ahora que mi única obligación es divertirme (sanamente, mal pensados!) y tomar sol, no tengo mucho para decir. A esta transición la llamo "síndrome de Barbie", me vuelvo hueca de a ratos.

Podría hablar de mis mambos personales pero el hecho de que por casualidades de la vida lo lean y se sientan identificados me da cierta "cosita". Podría inventar historias, pero no se me ocurre nada. Podría, tal vez, comentar acerca del Dakar y cómo me tienen harta los Patronelli, pero no me seduce hoy criticar. Hoy estoy más difícil que nunca, nada me gusta.
Ya sé, para algo sirvio viajar 1 hora con un cd de Chayanne. Les voy a contar de las vacaciones, y de las infinitas.

En noviembre, pido a gritos vacaciones, me desespero. Diciembre siempre se me pasa volando, debe ser que lo disfruto. Enero y febrero empiezo con mi aburrimiento matutino, que no encuentro actividades para hacer más que armar las valijas e irme de viaje. Llega marzo y vuelvo a la rutina (esto se llama no trabajar), el cambio de ciudad, la readaptación, y me quejo nuevamente. Maldita mujer inconforme!. Me siento como los nenes chiquitos que insisten con tener un juguete y una vez que lo tienen no le dan "ni cinco de bola".

Pensaba, tal vez, qué pasa si en un segundo me voy de vacaciones infinitas. Uno no piensa muy a menudo que la vida se puede terminar en poco tiempo... hoy, mañana, pasado... Nunca se sabe.
El hecho de proyectar y querer concluir nuestros sueños, no dan cavida a pensar cuándo te vas para no volver. Nos encerramos en progresar, en ser cada vez mejores y muchas veces nos olvidamos de vivir.
Vivir está en las pequeñas cosas, en una reunión con familiares o amigos, en esos momentos tan chiquititos que nos llenan, que te dan alegría. Y, también, recordarles a nuestros seres queridos lo mucho que los queremos. La rutina y "vivir como si todo fuera para siempre" nos hace olvidar de esto, que es imprescindible.
Me estoy volviendo cursi, lo sé. Lo que quiero decir es que en vez de tomar mi actitud caprichosa e inconformista, hay que aprender a ser feliz y vivir.

Estar al aire libre, viajar con Chayanne y que una canción diga: "Si nos quedara poco tiempo, si mañana acaban nuestros días.. y si no te he dicho suficiente que te adoro con la vida", me hizo un buen centrifugado que necesitaba.
Arrivederci!

1 comentario:

  1. Guauu!!!como te pegaron las vacaciones!!jajaj. Comparto muchos de tus conceptos y me siento identificado. No me da expresarme en vacaciones a pesar de que tengo mucho más tiempo libre. También me pasa eso de querer las vacaciones cuando no las tengo y ahora quizá hasta extrañar un poquito la rutina diaria (obvio hasta que la tenga de nuevo). Me dejaste pensando con tu post. Igual no soy muy de vivir como si fuera el último aunque coincido en que sería bueno hacerlo.

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