sábado, 25 de febrero de 2012

No olvidar

El pasado miércoles sucedió una de las tragedias más horrorosas de transporte público en ese país. 51 muertos (entre ellos un menor) y 676 heridos. Las cifras estremecen.
Pensar que detrás de ese número hay una familia, hay amigos, había toda una vida por delante. Y en tan solo un minuto sucedió este hecho.

No paro de maquinarme, uno cree que estas cosas pasan en las películas más horrorosas pero le puede pasar a cualquiera. A vos, a mi. A todos.

La gota que rebalsa el vaso es la impericia, la negligencia, el mal accionar en la búsqueda de Lucas. Jugar con las esperanzas de los seres queridos y no haber buscado dónde debían. Me recuerda a los Pomar.

Culpables? todos. Desde el maquinista que sabía de la existencia del problema de frenos, el mal uso de los fondos por parte del Estado y la empresa TBA, el que nos parezca "normal" como usuarios (hablo por todos los transportes públicos) viajar en pésimas condiciones, peor que un camión de vacas. Permitimos todo lo que es anormal hasta que pasan estos "accidentes". Digo "accidentes" porque esto en realidad es una INOPERANCIA.

Bronca, dolor, impotencia, es lo que sobra pero la solución no me parece que sea destruyendo la estación de tren como lo hicieron hoy un grupo de gente inoportuna, que lo que hizo fue lograr absolutamente nada. Al contrario, solo destruir lo poco que hay. Como dijo, alguna vez, Gandhi: "Ojo por ojo y el mundo acabará ciego".
Tampoco me parece la solución que renuncie Schiavi o algún otro funcionario. La ley juzgará, y si lo hace mal, la ley de Dios lo hará.

Lo que ya me parece una falta de respeto es la ausencia y el silencio de la Sra Presidente. Más allá de los tintes y banderas políticas predilectas de cada uno, creo que si hace cada 2x3 cadenas nacionales por temas insignificantes, a comparación de este hecho, podría dedicar al menos tres palabras de condolencia por los 51 argentinos que hoy restan de sus "40 millones". Quizás sea pretenciosa, pero supongo que es lo que haría cualquier Presidente en su sano juicio.

Lo importante es llamarnos a la reflexión y unirnos como pueblo, como siempre lo recalco. No nos dejemos estar ni nos acostumbremos a que los servicios públicos funcionen mal. Pagamos mes a mes, nos preocupamos por no tener deudas, pagamos aparte por el servicio que pretendemos utilizar para ir a nuestro trabajo, a la facultad o dónde sea y NO puede ser que tengamos que agradecer que llegamos bien. Debería ser un derecho, tendría que estar todo en norma, no lleno de irregularidades.

Esto quizás me vuelva insistente en este post, el hecho del confirmismo de lo anormal. En todo terreno lo digo, es repetir la historia de Cromagnon en diferentes ámbitos. Espero que esto no lo olvidemos en 3 semanas y que tampoco se repita.