domingo, 21 de febrero de 2010

Crónicas de una veinteañera en un cumpleaños de 15


"¡Que alegría, un cumpleaños de quince después de tantos años!" decía mi madre al abrir una invitación.

"Si vieja, tenés razón... por cierto es el último hasta que tengas nietos" decía Belén mientras se reía porque sabe perfectamente que en sus planes los hijos no están incluidos hasta dentro de 6 años, por tirar un número.

Comenzaba mi primer problema: expedición en busca de un vestido. Me recorrí toda Av. Santa fé y Av. Córdoba. Nada me gusto, no estaba en un día fácil.
Dije "total quedan 10 días, lo puedo conseguir en Paraná". Perfecto, seguí en busca de mi objetivo, busqué y encontré lo que quería: ni muy largo, ni muy corto, ni muy exhibicionista, ni muy cerrado. La medida justa de una veinteañera histérica!

Llega el día, en casa todas como locas. "Que tenés turno en la peluquería a las 8, que tenés que maquillar a tu hermana, que me compres aros que perdí los que tenía, bla bla bla", carajo: somos complicadas y vuelteras.

Diez en punto partimos rumbo a la fiesta (y qué fiesta), saludar a los conocidos o gente que no ves desde que tenés uso de razón y les decis "que linda que estás" mientras es un mamarracho mal pintado y, encima, el vestido es un horror. O la típica: "estás igual", aunque sos consciente de que le paso un tractor por encima y te da más miedo que chuky. Igualmente, seguís el protocolo de los falsos con una sonrisa inconmensurable que ocupa la mitad de tu cara.

Tanteas el panorama. Nada es como en tus épocas de 15, las nenas cada vez más desnudas. Se les ven las tetas y la cola, no tienen vergüenza alguna. Aunque pagarías por volver a tener el cuerpo de una quinceañera, vos yegua por oficio, te les burlas.
Llega la quinceañera, divina! Y no es porque sea mi prima, pero estaba hermosa. Una princesa!
Segundo problema: ¿en qué mesa me toca?. A ver, pensemos: en mi familia no hay termino medio... O sos viejo o sos pendejo, no queda otra. No hay veinteañeros ni treintañeros. No, no hay eso. Hay mezcla de edades, rejuntes. No soy nena, tampoco soy una mujer... Soy algo intermedio, no lo puedo explicar!!!

"Me lo imaginé" dije mientras vi mi mesa. Todos niños que están en plena secundaria más mi prima y su novio que recién empezaron la facultad (bienvenidos a su dulce condena, chicuelos). "Bueno, al fin y al cabo no me toco con los sesentones" decía en mi fuero interno.

Bla bla bla... hablaban y vos asentías porque hay cosas que no tenés la más mínima idea, te dicen secundaria y lo ves tan lejano, te hablan de discoteca y vos estás más cerca de una biblioteca. Fuck!
Entre tanta charla, pasan videos con fotos de bebé de la quinceañera, donde los más viejos suspiran y dicen "AHHHHHHHHHH". Largan toda su ternura acumulada, están a punto de que se les piante el lagrimon, y te das cuenta que te estas convirtiendo en uno de ellos, tenés un stock de sencibilidad reprimido. Realmente, veinteañera, te estás convirtiendo en una vieja chota.

Hasta ahí todo divino, llega mi calvario, mi tercer problema: la comida. Estoy a dieta hace 3 semanas, venía muy bien, 6 kg menos. Hoy se rompe la dieta: que entraditas, que ensalada, pollo con papas noissette, que postre, que brownie, que champagne, que tragos... Al carajo con la dieta, total mañana no como y después me mato en el gym. La culpa invade tu momento feliz pero es más fuerte la vocecita con la que te llaman los postres, te dicen: "Gorda, dale vení, comeme. Soy todo tuyo, no me dejes acá". No te podes resistir, te lo comes como Angelina Jolie se lo come a Brad Pitt.

Momento de bailar. Juro que no soy anticuada, escucho un poco de reggaeton pero no conocía ningún tema, igual con las copitas de más que Belén tenía, se bailo todo... Y mejor fue cuando el dj se digno a poner Rodrigo y todo esos cuarteteros que dejan bien parados a todos los que somos de madera. Excelente, es mi momento, es hora de mostrar mis pasos descoordinados con gracia.

Baile, tomo, baile, tomo, baile, tomo, tomo, tomo, banda musical, canto, comida, engordo, culpa, baile, tomo, baile, tomo, baile.

7 am, fin de la ardua jornada de meneo y pasitos. Se prenden las luces, mi cara no lucía tan bien, maquillaje corrido, el pelo divino se convirtio en el de la bruja cachavacha. No sabía si estaba ahí o en otro lugar, era una quinceañera más. Me importaba un soto ser vieja, ser intermedia o ser pendeja, estaba en mi salsa. ¿Justo ahora? ¿Por qué? ¡Una más, y no jodemos más!.
Cero respuestas, te echaban a tu casa.

Lo demás es historia... pero definitivamente hay que volver a esa etapa! seamos quinceañeros forever and ever!

Arrivederci!

2 comentarios:

  1. ovbio, hay que vivir la vida hasta que lleguemos a los 30 (?
    es complicado entender el mundo de la secundaria cuando pasaste los 20...
    muy bueno el post

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  2. "Y mejor fue cuando el dj se digno a poner Rodrigo y todo esos cuarteteros que dejan bien parados a todos los que somos de madera" jajajajaja es verdad yo tampoco conozco ningun tema ahora, soy malisima.

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